Todos tenemos a esa "persona especial" a la que le confiamos nuestros secretos, a quien le contamos todo lo que pasa por nuestra cabeza en cada momento. Pensamos que si ha estado ahí muchos años nada puede cambiar para que eso no siga ocurriendo. Puedes dudar de la amabilidad y confianza de los demás pero sabes que ella va a estar siempre ahí para cuando lo necesites. En los buenos y en los malos momentos. Llegamos a un punto en el que forma parte de tu familia, es tu confidente, tu mejor amiga, tu hermana, tu alma gemela..
Lo que piense ella de ti te importa más que lo que dicen las demás porque sabes que te lo dirá todo a la cara, lo que realmente opina.
Por eso cuando esa persona especial te falla sientes un gran vacío, te sientes defraudada. Después de eso te debates si todo lo que viviste fue real o simplemente pensaste que podría ser diferente a los demás. Quizás ella no fuera "especial", quizás te dijo lo que querías oir y nunca lo que realmente pensaba de ti. ¿Pero por qué llega ese momento? A lo mejor todo el tiempo hemos ido caminando hacia la misma dirección. De repente surge la curiosidad de coger otro camino diferente, probar nuevas sensaciones, dejar de lado a esa persona para investigar nuevas experiencias. Con la consecuencia de que esos caminos podrían no volverse a cruzar, todo lo vivido quedará como un simple recuerdo que nunca más pasará. Cuando eso pasa, ya nunca vuelve a ser tu "alma gemela". Ya nada volverá a ser lo mismo. La amistad sigue pero no tienes suficiente confianza para contarle todo lo que te pasa por la cabeza ¿Como vas a confiar en alguien que te hizo daño cuando más la necesitabas? Lo peor de todo es que eso ocurre y no hay vuelta atrás. Esa curiosidad puede entrarle a todo el mundo en cualquier momento y estropear una amistad de tantos años. ¿Por qué cuando eso pasa no nos ponemos en el lugar del otro? Quizás prefiera ese camino y no el que ha vivido durante años, quizás ahora está mejor que cuando caminabamos juntas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario